SOBRE EL RECUERDO

SOBRE EL RECUERDO

Me desperté muy temprano, algo de por si muy raro en mi porque soy un amante celoso y posesivo de mi tiempo para dormir, digamos que mis asuntos en la cama son cosa muy seria y dramática, bueno, como les decía, me levante muy temprano, mire el reloj, las cinco y media de la mañana, hice a un lado las sabanas y me incorpore de un salto, me lleve las manos al rostro y trate inútilmente de abandonar la pereza de mis ojos, acto seguido acudí al baño muy silenciosamente y me di un baño relajante y confortable.

Cuando salí regrese a mi cuarto y me vestí adecuadamente, me peine, me eche loción como adolescente enamorado y tome mis cosas, cartera, llaves y celular incluido, por si esto fuera poco tome mi mochilon para acampar y salí de mi casa después de despedirme de mi Mama y mis adorados pericos.

Rato después ya tomaba el taxi que me llevaría a una de tantas líneas del sistema de transporte colectivo Metro de la ciudad de México, el aire se respiraba frió y se encontraba (Para mi al menos) lleno de una especie de ilusión, nerviosismo y emoción que no había sentido en muchos muchos años, le indique al taxista mi destino y el viaje se inicio y concluyo en completo silencio, para cuando llegue al metro ya tenia yo preparado mi boleto, dude en si comprar algo para desayunar y me incline por la negativa, a veces cuando uno esta nervioso por mas que uno lo desee y por mas que el sentido común lo sugiera uno nomás no puede ingerir alimento.

Pase los torniquetes de la entrada en la estación Uam del metro en Iztapalapa, aborde el vagón final y me senté en un asiento individual justo a un lado de las puertas, acomode mi equipaje y respire hondo y profundo, las estaciones se dejaron venir una tras otra y la oscuridad aun no se dejaba aclarar del todo por la mañana así que podía notar fácilmente las luces de los faroles y de los focos de las casas en las calles, todo esto en las partes donde el metro corre por la superficie naturalmente, en una estación que no recuerdo subió un negro, un individuo de labios anchos, nariz chata y cabello rizado muy pegado al cráneo, ni siquiera se sentó, se coloco frente a las puertas y disfruto el paseo, siempre me he preguntado porque las personas de color gustan de los colores chillantes, minutos después yo bajaba en Bellas Artes.

Salí a la calle, para ser mas exactos justo a un costado de Lázaro Cárdenas, habían puestos de tamales y desayunos a los cuales acudían pocas personas por ser este solo el inicio del fin de semana, le hice la parada a un taxi y me encamine a la central de Autobuses del Norte, el viejillo que manejaba me hizo una platica absurda, seca, trivial, parca, diez minutos después estaba yo a las puertas de la central camionera.

Visite los locales de Dulces y bebidas, anduve curioseando por los puestos de revistas, mire mi reloj, mi celular y pregunte la hora en un afán esperanzado porque el tiempo corriera mas rápido, algo absurdo y necio desde luego, termine sentando en las afueras de un local de ropa muy cara por cierto, recibí una llamada donde asegure estar en el lugar acordado, prometí estar ahí y me lleve una pastilla Halls a la boca, mire cientos de personas ir y venir, muchos cansados, muchos enteros y otros tantos con gesto serio y abrumado como ya es costumbre en el Distrito Federal.


Los minutos se convirtieron en una hora y rato después yo me ponía de pie para ver mejor a las personas que llegaban y se reunían en un punto central detrás de una pequeña capilla con una Virgen dentro, recibí nuevamente otra llamada y busque por entre la gente con mi mochilon a la espalda y con las manos empapadas en sudor.


Lo que vi después de muchas instrucciones y preguntas al celular sobre mi ubicación fue una gran sonrisa que me dejo paralizado, recuerdo que durante años narre en mi blog la posible experiencia que adquirí en el amor, bah… todos esos años de conocer gente, de aprender a abordar a una mujer, todo ese tiempo que pase dedicándome única y exclusivamente a convertirme en una especie de conquistador amoroso se fueron por los suelos por una gran y preciosa sonrisa, camine con paso seguro producto de los años de practica para ocultar el nerviosismo, aun así las piernas amenazaban con fallarme y todo lo que se ha dicho sobre lo mágico y místico del amor se transforma en pura y dura realidad, uno se convierte en un idiota ni mas ni menos, así de simple, era la primera vez que la veía, en persona al menos y cuando finalmente estuvimos frente a frente todo lo que supe, lo que escuche, lo que viví, lo que sentí y lo que pensé que seria se esfumo en un simple segundo cuando me vi en esos ojos…


Hoy por hoy recuerdo que entre todo el ruido y los sonidos que inundaban el lugar pude distinguir una melodía que salía de una tienda de regalos próxima, a manera de un fondo musical que encuadro perfectamente la presentación y el primer beso de dos personas, mentiría si dijera que recuerdo la canción pero mi mente ha decidido o se ha inclinado por la idea de que era “Linger” de los Cranberries, no se si sea verdad o fue algo que mi mente asocio con el tiempo pero me gusta lo que mi mente eligió, elegir… vaya que es un misterio completo los pasos que uno da en la vida, elegí vivir una semana increíble donde el tiempo paso entre los recuerdos mas vírgenes y profundos que mi mente puede atesorar.

Desgraciadamente solo duro una semana, las despedidas son terriblemente dolorosas y esta no fue la excepción, personas que comparten mi sangre saben de que hablo, la separación es un trago amargo y en esos momentos me hubiera gustado sentarme en un banco frente a una barra, tomar en mi mano derecha un vaso lleno de tequila y bebérmelo de golpe pero desafortunadamente yo no bebo, al menos no en esos días ni en estos ja.


Pero bueno, las cosas pasan, y recuerdo que cuando caminaba rumbo a casa escuche “Linger” de los Cranberries, ahora entiendo y supongo que por eso mi cerebro asocia el inicio con el final, puesto que en esos dos momentos tan dispares se presento una sensación, un sentimiento tan fuerte como para grabarse totalmente, como ya dije, la elección de mi cerebro en el recuerdo es de mi total agrado.

Naturalmente, después de vivir una semana perfecta no pude contentarme con un simple recuerdo y nada mas, hoy por hoy esa persona que me cautivo y que despedazo en una mirada mi experiencia, seguridad y presunción, hoy por hoy señoras y señores es nada mas y nada menos que mi Mujer.

Y en ese inter entre aquella mañana y la tarde en que escribo esto recuerdo haber visto con ella una película que de entrada se me antojo de comedia pero resulto siendo una especie de mensaje mas profundo y mas completo, en una escena final note la canción “Linger” y recordé aquella mañana y aquella despedida, ahora, tomando en cuenta todo esto no es de extrañar que me encuentre aquí sentado narrando un poco de lo que he vivido en este tiempo al lado de ella.

Señoras y Señores hagan el amor como sugiere mi hermano Chris Dangerous, me despido con una rola de Porter, ahí busquen alguna en sus discos personales y si no tienen que esperan, métanse un balazo.

Buenos Dias.